La consciencia silenciosa.
Te reunes con una consciencia en la barra de algún bar. No tiene que ser necesariamente tu consciencia ni tu bar habitual, eso no importa, el punto a tratar es la conversación que mantienes con ella. Pasas horas interrogando al éter sobre la vida, la muerte, la felicidad, la tristeza e incluso sobre fútbol. Todo son preguntas por tu parte y silencio por la suya, aún así, cuando la persiana del local baja, por alguna extraña razón que escapa a tu comprensión y que no te aclara la consciencia anónima, tú te sientes más sabio. No te atormentes, posiblemente las últimas horas sólo existen en tu imaginación, o lo que es peor, en la imaginación de la consciencia silenciosa.