01 agosto 2005

La clarividencia lucha por hacerse un hueco en mi dolorida cabeza. Aún necesitará horas para lograrlo. Camino con rumbo mecánico, con un destino subliminal. El asfalto parece agarrarme los zapatos para no dejarme avanzar. Quiero quitármelos ya. Además de la cabeza me duelen los pies, las piernas, las articulaciones, el estómago, los ojos, y para rematarlo tengo la cartera vacía.

La dulzura más extrema tiene en su reflejo la más absoluta amargura. Nauseas, mareos, crisis de melancolía. Hace pocas horas estaba en un templo de la diversión, en un círculo del infierno con vistas al cielo. Ahora soy una mancha más que se licua por las calles de una ciudad que despierta.

2 Comments:

Blogger Violeta said...

Ey, no solo has escrito sino que este texto me ha gustado mucho, de los que más (aunque ahora tú dirás "pues a mi no ñañaña"). No veo mejor forma de describirlo. Sigue así (pero sobre todo sigue, no desaparezcas tanto!). Besos albaceteños.

01 agosto, 2005 13:27

 
Anonymous Anónimo said...

Eso es por volver a casa, a mi tb me ha pasado, pero no tardare en subir al cielo, donde las lagrimas caen desde mas abajo y no importa el color del dia.

01 agosto, 2005 16:54

 

Publicar un comentario

<< Home