17 diciembre 2004

Un pájaro con la cabeza desplumada mira más allá de los barrotes sin parecer importarle demasiado su atroz aspecto, mira hambriento a los restos de comida cuyo color original comienza a transformarse que se acumulan encima de una roñosa mesa azul, sacada años ha de una esquina perdida, con los bordes desgastados dejando a la vista astillas del conglomerado. Chorretones de espesa grasa bajan por las paredes como lágrimas putrefactas. Tuberías de plomo que asoman por agujeros que no deberían existir. Todos los muebles chirrían al moverlos, algunos incluso se desintegran al tocarlos, al intentar poner orden me quedo con el respaldo de una silla en la mano, y solo la he movido un metro. Hay puertas que no encajan y el ascensor funciona un día de cada diez. En el portal un abuelo con problemas de senilidad hace la función de portero, aunque nadie sabe de dónde ha salido y nadie lo ha contratado, es un señor amable pero cuando llegas cargado desaparece tras abrirte la puerta. Hace días que lleva un gorro como de uniforme, parece feliz pensando que vuelve a ser útil después de ¿20 años? ¿30?. La calle hace ya mucho que perdió las losas y ya no existe ni el bordillo, ha desaparecido en beneficio de un continuo borde rebajado que propicia que los coches aparquen sobre él dejando escasos centímetros para pasar. Ya nadie se plantea que las horribles farolas instaladas durante la última campaña electoral vuelvan a funcionar en un futuro próximo. Nubes tóxicas se pasean sobre nuestra cabeza, ya ni siquiera les saludo como solía hacer antes. Los pasos de cebra hace mucho que se borraron y los semáforos hace aún más que no funcionan. Cada vez que me llevo el pañuelo a la nariz lo inundo de mocos negros, somos seres aclimatados a la polución, a la insalubridad, al hacinamiento, incluso muchos de nosotros estamos cómodos dentro de esta enorme mierda en la que nada funciona como debería.

1 Comments:

Blogger Nakazanius said...

Excelente texto y una idea contagiosamente destructiva. Que todo lo que nos encontremos a nuestro alrededor vaya adquiriendo un aspecto decrépito. En el que nos sentimos cómodos. Felicidades.

19 diciembre, 2004 00:45

 

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